A nuestro lado vive la herida

Reflexionando en torno al cambio climático y las desigualdades entre varones y mujeres, dice el poeta Luis García Montero en Infolibre que «lo que resulta más difícil siempre es reconocer el secreto que vive junto a nosotros«. Estamos acostumbrados a convivir con la normalidad sin querer darnos cuenta de que «a nuestro lado vive la herida». La ultima ola de calor o el último episodio de machismo retransmitido por los medios nos recuerdan que por más que queramos pensar que avanzamos, seguimos conviviendo con la desigualdad y con la emergencia climática, dos grandes retos de nuestro tiempo. Negar lo que nos hace sufrir es un mecanismo humano que nos aporta alivio temporal pero que a largo plazo puede ser contraproducente si nos impide atender a las raíces o las causas de nuestro sufrimiento.

Estos días he terminado la lectura del recomendable y conmovedor libro «Los elegidos» de Nando López, editado por Destino, un intenso relato que recrea lo que pudo ser la vida de gays y lesbianas que aspiraban a sobrevivir en los años 50 del siglo pasado bajo la dictadura franquista. Aunque todos podemos sospechar las duras condiciones de vida que tuvieron que soportar las personas LGTBIQ durante esa triste etapa de nuestra historia en la que la homofobia era la norma, esta novela nos permite imaginar cómo pudo haber sido la vida de personas concretas que luchaban por salir adelante y mantener su dignidad. Su autor se documentó con casos reales y recorrió lugares donde se torturó y vejó sistemáticamente a personas por el simple hecho de ser homosexuales o transexuales. Otro acercamiento interesante a esta terrible etapa es el que nos muestra el documental de RNE.

No resulta agradable regresar a aquellos días y tomar conciencia del sufrimiento de personas que vivieron hace no tantas décadas en las calles y plazas en las que ahora disfrutamos (con lamentables excepciones) de unas libertades y un grado de respeto a la diversidad que hemos conquistado y que nos enriquecen inmensamente a todos.
Sin embargo, que se publiquen y se lean libros como «Los elegidos» es muy necesario. Porque, aunque nos cueste reconocer nuestra herida, no debemos dejar de mirar al pasado si queremos entender el presente. Y, aunque nos duela esa herida a veces ignorada, no debemos dejar tampoco de mirar crítica y conscientemente al presente si queremos construir un futuro mejor.