Cuando nuestro pasado vuelve una y otra vez
Experiencias intensas, al finalizar, van seguidas de emociones intensas y pensamientos envolventes, a veces en forma de enjambre o maraña, otras como una mosca molesta que no quiere marcharse. En ocasiones los pensamientos nos resultan pesados, hirientes o densos cuando nos recuerdan momentos difíciles o traumáticos de nuestra historia, mientras que otras veces nos parecen placenteros, motivadores y amables. No hay experiencia sin «eco mental». Cada vivencia deja su poso en nuestro interior. Uno de los riesgos de vivir los pensamientos de forma poco saludable estriba en olvidar la sustancia de la que están hechos, concederles la solidez y credibilidad de la que carecen, sobrevalorarlos dedicándoles toda la atención y energía, quedándonos «pillados» por ellos, como a veces se hace con los personajes famosos de la televisión que se convierten en populares sin mérito alguno gracias a la atención mediática que reciben.